miércoles, 4 de enero de 2017

MONS. LEFEBVRE RESPONDE A MONS. SCHNEIDER

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Mons. Schneider (a la derecha), ecumenista y amigo de la Neo-FSSPX

FUENTE (extracto)
En una reciente entrevista al sitio español Adelante la Fe, Mons. Athanasius Schneider de Kasajstán (probablemente instruido por miembros liberales de la FSSPX) dijo: “tengo un gran deseo de que la FSSPX sea reconocida y establecida cuanto antes en la estructura normal de la Iglesia”.
Quisiera enfocarme en algunos de los comentarios del obispo.
Primero:
“Estoy convencido que en las circunstancias actuales Mons. Lefebvre aceptaría sin dudarlo la propuesta canónica de una prelatura personal”.
“Las ordenaciones episcopales de 1988 las hizo porque en conciencia pensaba debía hacerlo, como un acto extremo, que él sufría, y por eso él dijo que esta situación no debería demorar mucho tiempo”.
Estas declaraciones son un insulto para el Arzobispo. Mons. Schneider simplemente no conoce al hombre en nombre del cual afirma hablar. 
¡Disparates! El Arzobispo no hizo nada “extremo” al consagrar cuatro obispos. 
Parece necesario recordar a nuestros lectores que cuando se le preguntó si tenía algunas “dudas” o “remordimientos” sobre lo que hizo, Mons. Lefebvre respondió diciendo: “No, en lo absoluto. Creo que todo lo que sucedió fue suscitado de manera verdaderamente providencial y casi milagrosa”. “Pienso, pues, que no hay que tener ninguna vacilación ni ningún escrúpulo respecto de las consagraciones episcopales”.
El comentario de Mons. Schneider acerca de que Mons. Lefebvre “dijo que esta situación no duraría mucho tiempo”, también merece escrutinio. Y su afirmación de que “Si se permanece mucho tiempo de canónicamente autónomo, se entra en riesgo de perder una característica típicamente católica, que es estar sujeto al papa”.
El Arzobispo no creía ninguna de estas cosas. De hecho, dijo lo opuesto en 1990:
No debemos hacernos ilusiones. Estamos luchando una batalla avalada por toda una línea de papas. Por lo tanto, no debemos dudar o temer, dudas como: “¿Por qué debemos seguir por nuestra cuenta? Después de todo, ¿por qué no unirnos a Roma, por qué no unirnos al papa?” Sí, si Roma y el Papa estuvieran alineados en la Tradición, si estuvieran llevando a cabo la obra de todos los Papas del siglo 19 y primera mitad del siglo 20, por supuesto. Entonces no debemos preocuparnos. Debemos ante todo confiar en la gracia de Dios.
¿Qué va a pasar? ¿Cuándo terminará todo esto? Ese es un secreto de Dios. Un misterio, pero debemos luchar en contra de las ideas actualmente de moda en Roma, las cuales vienen de la misma boca del papa, de la boca del cardenal Ratzinger, del cardenal Casaroli, del cardenal Willebrands y los que son como ellos. Está claro, porque todo lo que hacen es repetir lo opuesto de lo que los papas han dicho y establecido solemnemente por los últimos 150 años. Está claro, por lo tanto no debemos dudar ni por un momento.
Mons. Lefebvre creía que “no debemos preocuparnos” por no estar con aquellos que traicionan la Tradición. Debemos “confiar en la gracia de Dios” y “luchar contra las ideas actualmente de moda en Roma” por todo el tiempo que persistan. No debemos “dudar ni por un momento” porque es un “secreto de Dios” cómo todo terminará.
Mons. Lefebvre tampoco estaría de acuerdo con la creencia de que ser “autónomos por mucho tiempo” lleva “el riesgo de perder una característica de la Iglesia Católica”.
Hay que saber que en 2003, el P. Jean Violette, entonces Superior de Distrito de Canadá, condenó al P. Aulagnier -sacerdote de la Fraternidad en ese tiempo- porque creía que había “peligro” en no estar “regularizados canónicamente” por Roma. Lea la carta del P. Violette aquí.
Dos citas más de Mons. Schneider merecen atención:
“tengo un gran deseo de que la FSSPX sea reconocida y establecida cuanto antes en la estructura normal de la Iglesia, y eso sería para beneficio de todos, para ellos y nosotros. Realmente sería una nueva fuerza en esta gran batalla por la pureza de la Fe”
“Le he dicho a Mons. Fellay: Monseñor, precisamos vuestra presencia para ir juntos con todas las buenas fuerzas de la Iglesia, tener esa unión”
Si bien es alentador que Mons. Schneider hable frecuentemente acerca de la Masonería, del modernismo y muchos otros males que afectan la Iglesia en la actualidad, él es quien necesita volver a la plena comunión con la Tradición y todos los Papas del pasado. Es más, su “gran deseo” no debería ser que Roma regularice a la Fraternidad. Debería ser que la Roma modernista se arrepienta de sus blasfemos caminos y se reestablezca dentro de la estructura regular de Roma Eterna.
Las observaciones del Obispo acerca de “unir fuerzas” demuestra una especie de pensamiento naturalista que minimiza la batalla sobrenatural. De hecho, si, como Mons. Schneider afirma, los tradicionalistas serán más capaces de lograr un cambio una vez que la FSSPX sea "regularizada", entonces los modernistas son más tontos de lo que parecen. Honestamente, ¿el Papa Francisco realmente tomaría medidas que permitirían a sus enemigos teológicos coordinarse de tal manera que en última instancia conduciría a la desaparición no sólo del catolicismo progresista sino posiblemente del Vaticano II? Él y sus aliados liberales no son tan ingenuos. 
Monseñor Lefebvre dijo que hay “ciertos fieles, que son muy buenas gentes, que aceptaron las consagraciones, pero que tienen un arrepentimiento en lo profundo: ya no están con la gente que solían estar, gente que no aceptó las consagraciones, que ahora están en nuestra contra” De estas personas, el Arzobispo dijo: “¿Van a unirse a nosotros y trabajarán con nosotros”? ¿o van a “tomar un camino diferente para mantener la compañía de los liberales que nos dejaron?” Mons. Schneider, como los líderes de la FSSPX, necesitan decidirse. ¿Van a unirse al Arzobispo o van en otro camino? Yo sé con quién estoy. ¿Y usted?